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LA MUJER MÁS PODEROSA

LA MUJER MÁS PODEROSA

Claudia Sheinbaum, la primera mujer en asumir la presidencia de México, ejerce un poder sin precedentes, con un control político y administrativo que supera al de cualquier otro mandatario en la historia del país.

Con el respaldo del Poder Legislativo y la capacidad de influir en el Judicial, Sheinbaum gobierna con una agenda de reformas que plantea disolver organismos autónomos, lo que consolidaría una posición de autoridad sin contrapesos.

Desde el 1 de octubre de 2024, Claudia Sheinbaum Pardo ejerce la jefatura de Estado y Gobierno de México, posicionándose como la primera mujer en liderar una de las veinte economías más importantes del mundo.

En una nación con fuertes tradiciones machistas, Sheinbaum asume el mandato con un alcance político y legal inédito en la historia mexicana. Esta singularidad no solo proviene de su condición de mujer en el poder, sino de la sólida alineación de los liderazgos del Poder Legislativo a su proyecto.

Gracias a la mayoría calificada, podrá impulsar reformas de amplio alcance. Además, cuenta con la influencia para decidir sobre las designaciones y el desempeño de jueces y ministros en el Poder Judicial Federal, desde los niveles básicos hasta la Suprema Corte de Justicia. La fuerza que concentra la presidenta mexicana va más allá de lo tradicional: Sheinbaum ha incluido en su agenda la disolución de organismos autónomos, diseñados para equilibrar el ejercicio del poder y proteger derechos ciudadanos y empresariales.

Si estos cambios se consolidan, México podría ser gobernado sin contrapesos, en un régimen en el que Sheinbaum sería la líder más poderosa de América, aunque esta supremacía compartida podría incluir a Kamala Harris, de ganar la presidencia estadounidense, aunque con menos control legislativo y judicial que el que posee su par mexicana.

Desde su toma de posesión, Sheinbaum ha demostrado una profunda afinidad con el proyecto de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien ha sido su mentor y guía en toda su trayectoria política. Esto ha quedado claro no solo en los objetivos que delineó al asumir el cargo, sino también en decisiones relevantes de su gobierno durante las primeras semanas.

Entre las más significativas, destacan la exclusión de un diálogo directo con las minorías opositoras, asignando esta responsabilidad a la Secretaría de Gobernación, y la continuidad de las políticas estructurales diseñadas por López Obrador. Estas posturas marcan la pauta de un gobierno con una visión de control y continuidad nunca antes vista en México.

ERRADICAR EL MACHISMO SU PRIORIDAD

El simbolismo de una mujer en el poder por primera vez en México ha sido central desde el inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum. En lo que podría diferenciarla de su mentor y predecesor, Sheinbaum manifiesta su compromiso con la lucha contra el sexismo, el racismo, el machismo y cualquier forma de discriminación.

Su discurso busca ser un impulso para millones de mexicanas que ven en ella una aliada en la lucha por la igualdad.

LA MEJOR POLÍTICA EXTERIOR ES LA INTERIOR

La continuidad en política exterior es evidente en los lineamientos que Claudia Sheinbaum ha establecido, aunque no sea un tema al que suela referirse con frecuencia. Desde su toma de protesta, Sheinbaum ha destacado conceptos básicos como el fortalecimiento de relaciones con América Latina, el Caribe y América del Norte.

“Es claro que entre nosotros no competimos”, declaró sobre la relación con Estados Unidos y Canadá. “Nos complementamos y generamos condiciones para una mayor consolidación económica del continente”.

Además, en una postura relevante de su gobierno, decidió abandonar la mediación en la situación de Venezuela, defendiendo la autodeterminación de los pueblos y la no intervención.

LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA VA

La política energética es un tema de alto interés tanto en México como a nivel internacional, y Claudia Sheinbaum ha delineado objetivos ambiciosos, aunque sin detallar los métodos para alcanzarlos. Uno de sus principales anuncios es la implementación de “un programa de transición energética hacia fuentes renovables” con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Sin embargo, especialistas como Gonzalo Monroy señalan una aparente contradicción en su postura, ya que Sheinbaum también ha prometido continuar apoyando a las empresas estatales de electricidad y petróleo, lo cual, según Monroy, podría fortalecer los monopolios. Además, la presidenta ha anunciado reformas para garantizar que el agua sea considerado un recurso nacional.

FORTALEZA AL ESTADO DE DERECHO

Desde su toma de posesión, Claudia Sheinbaum Pardo ha reafirmado su compromiso con el Estado de Derecho, asegurando que la reciente reforma judicial, que permite la elección popular de jueces, no representa un camino hacia la dictadura. Al contrario, promete “más autonomía e independencia” para la justicia, así como el respeto de todos los derechos y libertades: de expresión, prensa, reunión, movilización y los derechos de los pueblos originarios.

También asegura que su gobierno defenderá el derecho a una vida digna, con apoyo social, salarios justos, educación y salud pública, y respeto a la diversidad religiosa, política, cultural y sexual.

NO MÁS GUERRA AL NARCO

Ante la crisis de violencia en el país, la presidenta Claudia Sheinbaum apuesta por “atención a las causas y cero impunidad”, evitando un enfrentamiento frontal contra los cárteles. Su estrategia se basa en labores de inteligencia, investigación y el fortalecimiento de la Guardia Nacional. Aunque esta última está bajo el control del Ejército, Sheinbaum asegura que esto no implicará una mayor militarización.

Sin embargo, ha evitado mencionar directamente el papel de las fuerzas armadas en cuestiones de seguridad, ni abordar el fortalecimiento de las fiscalías locales, una recomendación de diversas organizaciones internacionales para reducir la impunidad.

MACROECONOMÍA SIN CAMBIOS

Aunque desde su juventud Claudia Sheinbaum ha criticado el “modelo neoliberal”, el cual considera un fracaso, ha confirmado su compromiso con las políticas económicas de Estado aplicadas en México desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Al igual que su antecesor, sostiene la autonomía del Banco de México, una política fiscal responsable, control de la deuda pública y la promoción de la inversión pública y privada.

“Lo digo con toda claridad: tengan la certeza de que las inversiones de accionistas nacionales y extranjeros estarán seguras en nuestro país”, aseguró la mandataria.

IZQUIERDISTA DESDE LA CUNA

Amediados de los ochenta, Claudia ingresó al Colegio de Ciencias y Humanidades Sur, donde empezó a involucrarse en causas estudiantiles. Su momento decisivo llegó en 1986, cuando se integró al Consejo Estudiantil Universitario (CEU) para oponerse a las reformas impulsadas por el rector Jorge Carpizo, quien proponía el pago de cuotas para los estudiantes de la UNAM. Desde entonces, la política se convirtió en una faceta central de su vida.

En el año 2000, gracias a una recomendación de amigos de la universidad, Sheinbaum fue nombrada secretaria del Medio Ambiente en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en la Ciudad de México, cargo en el que consolidó una estrecha relación con él. Desde entonces, su carrera y la de López Obrador han transcurrido en paralelo. Al finalizar el gobierno de López Obrador en la capital, Sheinbaum regresó a la academia y participó en consultorías ambientales. Colaboró en un equipo que fue reconocido con el Nobel de la Paz por su contribución al estudio del cambio climático. Sin alejarse de la política, fue vocera en las campañas presidenciales de AMLO en 2006 y 2012.

En 2015 ganó la alcaldía de Tlalpan, la demarcación en la que creció, y tres años después, en la misma elección en que López Obrador ganó la presidencia, Sheinbaum se convirtió en la primera mujer en gobernar la Ciudad de México. Hoy, Sheinbaum es la primera mujer en asumir la presidencia del país, en una historia marcada por ideales, formación académica y cercanía con un movimiento que ha transformado el escenario político mexicano. Su trayecto, iniciado entre conversaciones familiares sobre política y activismo, la ha llevado a representar y liderar no solo a la izquierda mexicana, sino también a un país que continúa redefiniendo sus convicciones.

LOS AÑOS RUMBO AL PODER

ESTA ES LA LÍNEA DE TIEMPO DEL DESARROLLO POLÍTICO DE LA NUEVA PRESIDENTA DE MÉXICO:

1995: Colabora como asesora de la Secretaría de Energía en el Comité Académico para la Creación del Uso Eficiente de la Energía en Edificios.

1996: Asume como investigadora titular del Instituto de Ingeniería de la UNAM.

2000: Obtiene su primer cargo público como secretaria del Medio Ambiente en el gobierno del entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador.

2004-2005: Se une a la movilización política contra el desafuero de AMLO.

Ver también

2006: Participa en las protestas por el supuesto fraude electoral denunciado por López Obrador, quien la nombra portavoz de su movimiento y le encarga la organización de las brigadas en defensa del petróleo, conocidas como las Adelitas. Imágenes de la época muestran a Sheinbaum dando discursos ante las multitudes obradoristas y recibiendo aplausos, mientras el líder la abraza fraternalmente.

2007: Regresa a su trabajo como investigadora en la UNAM. Participa como autora del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que recibió el Premio Nobel de la Paz.

2012: Participa en la declaración de principios para iniciar la transformación de Morena de asociación civil a partido político. Aún sin acceso a recursos públicos, los fundadores del partido formaban brigadas, visitaban los estados, realizaban asambleas, tocaban puertas y repartían panfletos. Sheinbaum era una de esas brigadistas de a pie. Su biógrafo, Arturo Chávez, destaca que “en todo ese trabajo, Claudia ya era importantísima en la estructura del movimiento de López Obrador. Era, si no su brazo derecho, porque Andrés Manuel no ha tenido un solo brazo derecho, sí era un personaje central en el movimiento, clave en el tema organizativo”.

2015: Se convierte en jefa delegacional de Tlalpan, un territorio al sur de la Ciudad de México.

2018: Asume como jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

2023: Deja el Gobierno de la Ciudad de México para competir y ganar la Presidencia por la alianza de los partidos Morena, del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM).

2024: Asume la Presidencia de México, convirtiéndose en la primera mujer que ocupa el cargo en el país.

CAPACIDAD POR ENCIMA DE LEALTADES

Aunque gran parte de su gabinete es heredado del sexenio anterior, Claudia Sheinbaum prioriza en su círculo cercano la experiencia técnica sobre la lealtad partidista, en un claro contraste con el estilo de gobierno de AMLO.

La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia marca una diferencia significativa en el estilo de gobierno respecto a su predecesor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Aunque una parte importante de su gabinete proviene del sexenio anterior, el círculo cercano de Sheinbaum se destaca por sus capacidades técnicas y profesionales, priorizando la experiencia y conocimientos sobre la lealtad y la honestidad. Arturo Saldívar, exministro de la Suprema Corte y actual coordinador de Política Presidencial, señala que «ella sabe escuchar» y ha construido un equipo sólido capaz de dar diagnósticos y soluciones. Renata Turrent, directora de Canal 11 y colaboradora cercana de la presidenta, destaca su habilidad para aceptar diferentes opiniones y su legitimidad ganada con el tiempo. En esta línea, el periodista y biógrafo Jorge Zepeda resalta que Sheinbaum fundamenta sus decisiones en datos, lo cual contrasta con AMLO, quien prioriza la militancia sobre la información objetiva. Sheinbaum, asegura Zepeda, representa una izquierda moderna con una agenda centrada en derechos humanos, ecología, género y diversidad sexual, a diferencia de la izquierda “milenarista” de AMLO. La gestión de la pandemia de COVID-19 evidenció otro contraste importante. A diferencia del expresidente, quien evitó el uso de mascarillas, Sheinbaum implementó y mantuvo la política del cubrebocas en la Ciudad de México, mostrandose en público con esta protección. Este enfoque, observa su biógrafo Arturo Chávez, refuerza su convicción de hacer lo correcto, sin importar las circunstancias.

DE MÉXICO, OCTAVA PRESIDENTA EN LA

Con la llegada de Claudia Sheinbaum, sólo 30 mujeres en el mundo son Jefas de Estado o de Gobierno. De ellas, 19 son jefas de Estado y 11 jefas de Gobierno. La mexicana ejerce las dos representaciones. Antes de Sheinbaum, sólo siete mujeres en América Latina habían sido elegidas para el principal cargo político en su país. Tres fueron esposas de un presidente anterior: Mireya Moscoso, Panamá de 1999 a 2004; Cristina Fernández de Kirchner, Argentina de 2007 a 2012 y de 2012 a 2015; y Xiomara Castro, Honduras, desde 2022.

Una más, la periodista Violeta Barrios de Chamorro, Nicaragua de 1990 a 1997, surgió como un liderazgo ciudadano tras el asesinato de su esposo a manos del régimen. Las otras tres mandatarias tuvieron una sólida carrera política y administrativa de primer nivel antes de ser presidentas: Michelle Bachelet, Chile de 2006 a 2010 y de 2014 a 2018, fue antes ministra de Salud y de Defensa; Laura Chinchilla, Costa Rica de 2010 a 2014, antes fue vicepresidenta, ministra de Justicia, diputada y ministra de Seguridad; y Dilma Roussef, Brasil de 2011 a 2014 y de 2015 a 2016, fue antes ministra de Minas y Energía.

TIENE EXPERIENCIA PARA LA GOBERNANZA

El periodista y biógrafo Jorge Zepeda observa que, a diferencia de López Obrador, Sheinbaum no creció en la oposición o como una perseguida política, y señala que ello ha moldeado su manera de entender el ejercicio del poder. “Su verdadera participación en la vida pública ha sido en el lado ejecutor, ya como gobierno. Eso define absolutamente una actitud distinta frente al manejo del poder, que ella ve como un desafío de administración pública”, sostiene.

El senador Javier Corral, exgobernador de Chihuahua y exmilitante del PAN, añade que Sheinbaum tiene también un talante más democrático y más de izquierda que algunos cuadros del obradorismo. Ricardo Monreal, líder de los diputados y dos veces adversario de Sheinbaum por una candidatura, la de CDMX y la presidencial, cuenta que Sheinbaum llamó a cada uno de los vencidos para limar asperezas y mantenerlos cerca. “Como adversaria, es una mujer generosa. Nunca sentí agresión u hostilidad de ella hacia mí. Hizo un gran papel político al llamar a todos. Y al final nadie se fue, nadie desertó, nadie fue a parar a las filas de la oposición”, valora. “Al contrario, todos colaboraron con su campaña, en lugares estratégicos decididos por ella”.

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