EE.UU. solicitó a Ucrania recibir deportados pese a la guerra, según The Washington Post

En un giro que revela la amplitud de la política migratoria de línea dura impulsada por la administración de Donald Trump, Estados Unidos pidió a finales de enero a Ucrania que aceptara vuelos con ciudadanos de terceros países que Washington pretendía deportar, según documentos confidenciales obtenidos por el diario The Washington Post y difundidos este martes.
La solicitud, considerada altamente inusual dadas las circunstancias del país receptor, fue transmitida por un alto funcionario diplomático estadounidense a pesar del estado de guerra en el que se encuentra Ucrania debido a la invasión rusa. La petición subraya la determinación del Ejecutivo de Trump por cumplir una de sus principales promesas de campaña: intensificar la expulsión masiva de inmigrantes indocumentados del país.
Según revela el rotativo estadounidense, el plan incluía deportar a Ucrania a personas provenientes de terceros países —ni estadounidenses ni ucranianos— en un intento por sortear obstáculos legales y logísticos en sus países de origen. La viabilidad del operativo era, desde el inicio, altamente cuestionable: en enero de 2025, Ucrania seguía con múltiples aeropuertos fuera de servicio o dañados por los bombardeos rusos, lo que representaba un desafío logístico evidente.
Hasta el momento, no se conoce públicamente cuál fue la respuesta oficial del gobierno ucraniano, aunque The Washington Post indica que no hay señales de que Kiev haya considerado seriamente la propuesta. La administración Trump no respondió a las solicitudes del diario para ofrecer comentarios sobre esta maniobra.
Deportaciones no convencionales
El informe se inscribe en una serie de acciones poco ortodoxas llevadas a cabo por el Ejecutivo republicano con el objetivo de acelerar deportaciones a destinos inusuales. Según detalla el mismo medio, durante el mandato de Trump, el gobierno organizó vuelos para trasladar a ciudadanos venezolanos —acusados de integrar el grupo criminal transnacional Tren de Aragua— hasta El Salvador, donde fueron confinados en el polémico Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una megacárcel conocida por sus condiciones extremas.
Además, Estados Unidos ha recurrido a otros países como Costa Rica, Panamá, Ruanda y Uzbekistán para recibir a extranjeros deportados, y ha dirigido solicitudes similares a países como Georgia, en lo que parece una estrategia sistemática para externalizar el proceso de expulsión, incluso hacia Estados que no guardan relación directa con los migrantes en cuestión.
Rumbo a una cifra récord de expulsiones
Los documentos consultados por The Washington Post indican que el objetivo de la campaña de Trump sería alcanzar un millón de deportaciones en 2025, lo que supondría una cifra sin precedentes en la historia reciente de Estados Unidos. De concretarse, implicaría una intensificación notable respecto a los niveles ya elevados registrados durante su primer mandato y plantea serias interrogantes en torno a la legalidad y la viabilidad humanitaria de tales políticas.
La revelación añade presión sobre el debate migratorio en pleno año electoral y podría convertirse en uno de los puntos más controversiales de una eventual segunda presidencia de Trump. La propuesta de enviar deportados a Ucrania, un país asediado por la guerra, reabre la discusión sobre los límites éticos y legales de la política migratoria estadounidense.