RELEVO GENERACIONAL: DEL DISCURSO A LA REALIDAD
Integrada por jóvenes con perfil identificado entre las bases, asume con responsabilidad de trascender el triunfo electoral más allá de la era AMLO
La nueva dirigencia de MORENA que asumió el pasado 1 de octubre y concluirá gestión en 2027 llega a un partido hoy día transformado en maquinaria electoral: la Presidencia de México, posee la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y el Senado, es Gobierno en 24 de los 32 estados y tiene el control de 27 de los 32 Congresos locales, así como una controvertida reforma que permitirá al Gobierno federal reconfigurar el Poder Judicial.
Desde su fundación oficial el 9 de julio de 2014, MORENA vive un crecimiento vertiginoso consolidado con la llegada de Andrés Manuel López Obrador al gobierno de la República en diciembre de 2018. Es así que el partido guinda, creado por el último dirigente izquierdista de las últimas tres décadas, controla hoy el Congreso federal, las gobernaciones de 24 estados y la mayoría de los Poderes del Legislativo en las entidades, lo que lo ha convertido en el principal instituto político del país desplazando a las fuerzas tradicionales PAN, PRI y PRD, que profundizó su crisis en las elecciones generales de junio pasado, al perder el registro como organización nacional luego de que no alcanzó 3 por ciento del total de sufragios.
En su génesis, el partido MORENA surge como un movimiento social en octubre de 2011. Su objetivo: impulsar cambios significativos en la política mexicana y luchar contra la corrupción. Su base de apoyo principal proviene de sectores populares y clases medias que buscan una alternativa a los partidos tradicionales. En 2014 el partido obtiene su registro por parte del Instituto Nacional Electoral (INE), lo que le permite participar en las elecciones oficialmente. Su ideario se centra en principios como justicia social, soberanía nacional y transparencia. La participación por primera vez en el panorama de elecciones federales ocurre en 2015, y obtiene resultados significativos que le permiten convertirse como fuerza política relevante. En 2018 logra el triunfo histórico en las presidenciales con López Obrador como candidato, arrasa en las urnas y obtiene una mayoría en el Congreso de la Unión, éxito que representa un cambio altamente relevante en el panorama político mexicano.
La nueva dirigencia de MORENA acepta la gestión en un momento crítico para la formación: ocurre en la conclusión del mandato de López Obrador como Presidente de México y su retiro de la política y, en el marco de la asunción de Claudia Sheinbaum en el Poder Ejecutivo federal. Sin López Obrador a la vista y bajo el liderazgo de Sheinbaum, Luisa María Alcalde Luján, de 37 años de edad, recibe la encomienda de consolidar la hegemonía política y el proyecto político oficialista, apuntalar el relevo generacional y encabezar con firme dirigencia el destino de un movimiento que encierra en sí mismo mayores desafíos políticos. “No les voy a fallar porque conozco los hechos y las luchas, los riesgos, las tristezas y alegrías del Movimiento de Regeneración Nacional desde su fundación”, asienta Alcalde luego de ser nombrada por unanimidad durante el Séptimo Congreso Nacional Extraordinario.
Luisa María Alcalde, identificada con el grupo político de los puros y con un perfil más acorde a la base militante que el de su predecesor Mario Delgado, como nueva dirigente asume tras un ascenso meteórico de la mano de López Obrador, con quien fue responsable de dos importantes carteras durante su sexenio: La Secretaría del Trabajo y Previsión Social de 2018 a 2023 y la Secretaría de Gobernación de 2023 a 2024, cargos que son el equivalente al Ministerio del Interior en otras naciones y el brazo de interlocución política, el responsable de la política interna de la nación. Fue la más joven en asumir ambos puestos en toda la historia del Gobierno Federal.
A tres mil congresistas de MORENA que respaldan su designación cita en discurso de agradecimiento sobre los retos que enfrenta el partido tras un vertiginoso ascenso: “¿Cómo mantenernos leales a nuestros principios? ¿Cómo no alejarnos del pueblo ni perder la mística, ni caer presas de la soberbia? ¿Cómo aprovechar nuestra diversidad para construir unidad y no sectarismo? ¿Cómo asegurarnos que nuestros gobiernos sepan qué significa en el sentido más profundo ser parte de MORENA? La esencia de MORENA está en sus raíces. Pensar en el MORENA de la siguiente elección y de la siguiente generación”, concluye.