CLAUDIA, LA AMIGA DE TABASCO VÍA JAVIER
Su relación con Sheinbaum y su respaldo como candidata presidencial en el proceso interno fueron el preámbulo de numerosas visitas de la hoy Presidenta de México a Tabasco.
La historia política reciente de Tabasco está marcada por las tensiones y rivalidades internas que moldean el futuro del movimiento liderado por Andrés Manuel López Obrador. Un aspecto fundamental en esta narrativa ha sido la lucha por las candidaturas dentro de Morena, particularmente las de Javier May Rodríguez y Claudia Sheinbaum Pardo, ambos estrechos colaboradores del presidente y figuras representativas de la Cuarta Transformación.
La relación de ambos con López Obrador no es meramente circunstancial; ambos han sido parte del movimiento durante más de tres décadas, enfrentando numerosos obstáculos en su camino. Sin embargo, el adversario común de ambos fue Adán Augusto López Hernández, quien trazó una línea divisoria en ambos procesos internos. Como gobernador con licencia de Tabasco y titular de la Secretaría de Gobernación, López Hernández buscó hacerse de ambos espacios: la presidencial para él y, en Tabasco, para Yolanda Osuna. La historia política de este episodio ya está escrita.
En un sorprendente giro de eventos en el panorama político de Tabasco, el respaldo inquebrantable de José Ramiro López Obrador, hermano del presidente, a Claudia Sheinbaum acentuaba las tensiones en Tabasco. Su apoyo desde el inicio a la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México dejaba al descubierto la fractura interna con el grupo liderado por Adán Augusto López Hernández, el denominado “adancismo”.
La dinámica política en Tabasco experimentaba un cambio drástico, evidenciado por la destitución de tres funcionarios estatales por parte del gobernador sustituto, Carlos Manuel Merino Campos. Este acto de represalia, dirigido a aquellos que abiertamente apoyaron la candidatura presidencial de Claudia Sheinbaum, no solo marcó un punto de inflexión en la administración estatal, sino que también subrayó las crecientes tensiones dentro de Morena. Las repercusiones de esta decisión se sintieron a lo largo y ancho de varios municipios tabasqueños, donde la lealtad al liderazgo emergente de Sheinbaum se convirtió en un punto de contención.
Una vez que ambos políticos consolidaron sus candidaturas, el proceso de cicatrización interna dentro de Morena avanzó, dejando al descubierto que las diferencias aparentes se limitaban a los niveles más bajos del partido. La presidenta Sheinbaum ha empezado a distinguir públicamente a Javier May como uno de los gobernadores del sureste con un enfoque prioritario, subrayando su compromiso con la región. A tan solo un mes de asumir la presidencia, ya ha realizado una visita al estado, demostrando su interés y deseo de impulsar el desarrollo de Tabasco.
Bajo esta nueva administración, es previsible que Tabasco continúe beneficiándose de una serie de programas sociales, de salud e infraestructura, reforzados por las coincidencias entre la Presidenta y el gobernador.