UNA HISTÓRICA CONQUISTA SOBRE YUCATÁN
De la mano de “los de abajo”, Joaquín Díaz Mena rompe el bipartidismo PAN-PRI en Yucatán
Para que la cuña apriete ha de ser del mismo palo, reza la conseja popular mexicana confirmada amargamente por el PAN, partido al que un ex militante formado en sus filas le ha arrebatado el hasta hace unos meses último bastión del bipartidismo PRI-PAN en el Sureste de México: Yucatán. La preciosa joya de la corona compartida desde 2001 entre el conservadurismo panista y el clientelismo priísta, es ya la nueva conquista de “los de abajo”, del pueblo bueno, hoy literalmente metido en Palacio de Gobierno a invitación de su nuevo inquilino, Huacho Díaz Mena.
Díaz Mena es un antiguo militante panista hábilmente reclutado por el hoy expresidente Andrés Manuel López Obrador para arrebatarle las llaves a sus antiguos compañeros, quienes, a decir del ya histórico líder, “siempre se sintieron dueños del estado”. En un hecho sin duda histórico en la centenaria vida de Yucatán, desde la ascensión del nuevo gobernador, las puertas del Palacio de Gobierno están “de par en par, para todo el pueblo”, como lo presume el popular Huacho Díaz Mena, con un tono triunfalista que omite, aunque sea solo momentáneamente, el más revelador dato duro electoral: Morena y sus aliados solo gobiernan 42 de los 106 ayuntamientos del Estado y no tienen mayoría calificada en el Congreso local.
Sin embargo, esto no le resta mérito a la hazaña de haber conseguido los votos no solo de la base electoral morenista, calculada en menos de 300 mil electores de una lista nominal de más de un millón 740 mil, de acuerdo a los resultados de la elección de 2018, con Huacho por primera vez como candidato morenista, sino de buena parte del panismo de clase media y alta, del priismo de clase popular, y de organizaciones poderosas como el magisterio, que con mucha razón considera al ex profesor y nuevo gobernador uno de los suyos.
Las palabras del también ex líder de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación al tomar posesión del cargo revelan la emoción del objetivo cumplido en el tercer intento: “Hoy me presento ante ustedes, frente al pueblo que me ha otorgado su confianza, con el corazón rebosando de gratitud, para todos y cada uno de ustedes. Hoy más que nunca, las puertas del Palacio de Gobierno se abrirán de par en par, no solo para mí, sino para todo el pueblo de Yucatán para crear juntos un gobierno ciudadano”.
La proeza de Joaquín Díaz Mena es haberle dado rostro al obradorismo en uno de los estados históricamente más conservadores del país, que hoy se perfila para convertirse en un bastión morenista Joaquín Díaz Mena, al asumir la gubernatura de Yucatán, espera que la nueva presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, cumpla su promesa de realizar grandes inversiones en el estado, consolidando así los logros de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador. Díaz Mena considera este desafío como el más importante de su vida, comprometido a ofrecer lo mejor de sí mismo para liderar el gobierno estatal.
En su discurso, Díaz Mena se presenta como “Joaquín Huacho Díaz Mena”, enfatizando su origen en el puerto de San Felipe y llamando a la unidad: “Viva la democracia, viva Claudia Sheinbaum, viva el presidente Andrés Manuel López Obrador, viva el gran pueblo de Yucatán, viva Yucatán, viva México.” Además, resalta la importancia de un gobierno inclusivo donde todas las voces sean escuchadas y se acepten las contribuciones de aquellos que deseen participar en la construcción de un Yucatán para todos.
EL CORAZÓN YUCATECO IRRIGA SANGRE AZUL
La Historia de Huacho…o cómo buscar votos en la izquierda, el centro y la derecha y no morir en el intento
Nacido en San Felipe, municipio pesquero en el oriente de Yucatán, Joaquín Díaz Mena tiene una historia de superación política y cercanía con la base social cuya defensa de sus causas le hizo posible pasar, en solo 23 años, de militante raso a las cúpulas de dos de los partidos más importantes de México, PAN y Morena, para detentar cargos siempre en ascenso, desde presidente municipal, pasando por legislador y funcionario federal, hasta ganar para la izquierda mexicana la gubernatura de uno de los estados tradicionalmente más conservadores del País, Yucatán.
Licenciado en Administración de Empresas Turísticas en Hotelería y Restaurantes, la narrativa de la vida política de Díaz Mena pareciera más la trama de una novela que la vida real, con aspectos que rayan incluso en lo dramático, como el aparatoso accidente vehicular que, en la víspera de la jornada electoral de 2024, su tercera competencia por la gubernatura y la vencida, casi le cuesta la vida.
Testigo de sus primeros destellos de liderazgo es su vida sindical como profesor de educación primaria, ejercicio que a la postre le serviría para sus primeros acercamientos con las necesidades de la gente y en particular, de un magisterio bastante precarizado. En lo que puede parecer una contradicción ideológica para alguien desde entonces claramente liberal y progresista, en el año 2001 logra su primera incursión formal e importante en política: la presidencia de su municipio, de la mano conservadora del Partido Acción Nacional.
Para 2007, su talante crítico en temas como las reformas educativas y las carencias laborales de los maestros lo llevan a integrarse no al sindicalismo formal del magisterio, sino a la disidente y muy liberal Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), organización que no dejaría sino hasta 2015, tres años después de su primer intento, en 2012, por ser gobernador de su estado aún bajo las siglas del PAN, partido en el que su figura, de suyo ya importante entre la sociedad conservadora yucateca, se consolida como un liderazgo político en franco crecimiento.
Tras ser diputado en el Congreso de Yucatán y dos veces diputado federal, en 2018 su camino se entrecruza con el de Andrés Manuel López Obrador, a cuya invitación para ser nuevamente candidato a la gubernatura, ahora por Morena, accede. Lo que se planteaba sólo como una participación testimonial, sin posibilidades de triunfo, se convierte para él en un muy respetable tercer lugar y su proyección entre la base social izquierdista en todo el estado, que hasta ese momento lo ubicaba como un panista más.
Seis años más tarde, como él mismo reconoce, la suma de sus simpatías entre liderazgos priístas, muchos de sus antiguos compañeros panistas, el magisterio y la nueva base social consolidada por él para Morena tras ejercer como superdelegado del presidente Andrés Manuel López Obrador operando sus programas sociales en Yucatán, le daría su histórica victoria convirtiendo a su estado en el último bastión del Sureste arrebatado al conservadurismo.
LO BIEN HECHO SE QUEDA
Con una transición sin sobresaltos, el nuevo gobernador garantiza tranquilidad a los yucatecos: Su gobierno, fuerte pero no impositivo, apuesta por el consenso
Trabajar alejado del divisionismo para el “renacimiento maya”, que significa el resurgimiento de los valores tradicionales de esfuerzo colectivo, dignidad y fortaleza para buscar una verdadera justicia social que aleje a Yucatán del clasismo y la desigualdad y lo acerque al bienestar para todos los sectores de la población, es la ruta definida por Joaquín Díaz Mena para un gobierno de izquierda pero dialoguista, que esté al servicio de los desfavorecidos para lograr un estado más equitativo.
Los nombres en su gabinete, la forma en que éstos fueron definidos, en diálogo con sectores de la sociedad y tomando en cuenta a liderazgos no sólo de su partido y de su coalición, dan cuenta de que el nuevo gobernador, quien agradece el voto mayoritario de la gente para llevarlo al puesto, también ha tomado nota de la voluntad política mostrada por los yucatecos en las urnas, al darle la gubernatura pero no la inmensa mayoría de los municipios, y solo mayoría absoluta, no calificada en el Congreso.
Sin rodeos ni evasivas, Díaz Mena pondera pública y abiertamente, en sus discursos y en conversaciones con medios de comunicación, que nadie gana solo. Por eso en su gabinete aparecen nombres no únicamente de morenistas, sino de priístas, panistas, perredistas, gente de la sociedad civil y propuestas de los sectores empresariales y sociales. Tres muestras de que entiende esa realidad son los nombramientos en Seguridad Pública, y Fomento Económico y Trabajo, y Turismo.
A pesar de ser un abierto crítico de lo que considera omisiones de su antecesor, el panista Mauricio Vila, ha apostado por la continuidad de lo que reconoce se ha hecho bien, no solo en el sexenio pasado sino en los anteriores, y el mejor ejemplo de ello es la seguridad, donde Luis Felipe Saidén Ojeda funge como titular desde 2007. “Creo que la seguridad de la que disfrutamos los yucatecos no pertenece a este sexenio y ni siquiera a un partido político, debido a la forma de ser del yucateco. Somos gente pacífica que, incluso, el yucateco por adopción viene y toma nuestras costumbres, porque quiere que su familia viva tranquila aquí… como me comprometí en campaña, Yucatán seguirá siendo seguro, es uno de los activos que tenemos”.
Ese modo de resolver de Díaz Mena ya también es evidente en la segunda y tercera secretarías más importantes, desde el punto de vista del manejo técnico más que del manejo político: Economía y Trabajo, y Turismo, donde el consenso es la constante. “Yo propuse en campaña que la promoción del estado la vamos a llevar a cabo en consenso con el empresariado; planteé un nuevo pacto con el empresario yucateco para que, de una manera consensuada, podamos definir cómo promover el estado, esa es una idea mía.
“Para Fomento Económico nos dieron currículum, incluso hicieron una votación en el CCE y me dijeron en qué lugar quedó cada quien y con base a eso nosotros decidimos por Emilio Barrera, Secretario de Economía de Puebla, y se hizo lo mismo en Turismo, con Darío Flota Ocampo”.
PARA HUACHO, NI CHEQUE EN BLANCO NI CRÍTICA ANTICIPADA
Así ve la academia al naciente sexenio: Lo bueno: Continuidad en Seguridad y experiencia en Economía y Turismo; lo malo: “manga ancha” a depredadores inmobiliarios; lo feo: Clientelismo en Educación
Para el doctor en Sociología por la Universidad Autónoma de Yucatán, Luis Ramírez Carrillo, no cabe duda de que el Gobernador no ha aceptado imposición presidencial ni de su partido para integrar su gabinete.
Consultado por el Diario de Yucatán para un excelente análisis sobre el equipo de trabajo de Huacho Díaz Mena, divulgado por ese medio, Ramírez Carrillo elogia aciertos como la equidad de género al nombrar 12 mujeres y 13 hombres en los puestos principales; los consensos y la continuidad en secretarías clave como Seguridad Pública, Economía y Turismo: “Si Huacho Díaz es inteligente, y ha demostrado que sí lo es, dará continuidad a políticas exitosas”.
Pero también cuestiona el carácter político y no técnico en otras designaciones, como el de la cantante Federica Quijano en Desarrollo Sustentable, responsable de la política de ordenamiento territorial que hasta ahora ha favorecido a los desarrolladores inmobiliarios privados. “En desarrollo urbano y territorial no veo urbanistas experimentados, no veo profesionales con experiencia en la regulación del crecimiento y que contengan la especulación de la tierra”. Esto, afirma, obedece a cuotas para los aliados empresariales de Huacho, como pago por apoyar su candidatura. “En el sector inmobiliario hay demasiados intereses económicos y políticos porque es el que ha venido enriqueciendo a los empresarios, que aprovechan la desestructuración y desorganización urbana de la entidad en general”.
En el caso de Educación, el sociólogo estudioso de la composición política de Yucatán, advierte un interés del nuevo gobernador por influir en el sindicalismo magisterial con miras a fortalecer la red clientelar para Morena, y eso, considera, explica el nombramiento de un operador político, Juan Balam Várguez, como cabeza del sector Educativo. “En educación lo veo mal. Me parece que va a ser un punto débil porque el nombramiento del titular lo pusieron porque es leal y de entera confianza del gobernador Díaz Mena”.