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Trump ordena reabrir Alcatraz para albergar a los “delincuentes más violentos”

Trump ordena reabrir Alcatraz para albergar a los “delincuentes más violentos”

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este domingo una polémica medida que revive uno de los íconos más oscuros de la historia penal estadounidense: la reapertura y ampliación de la prisión de máxima seguridad de Alcatraz, ubicada en la bahía de San Francisco, California. Según informó el mandatario en su cuenta de Truth Social, la histórica cárcel será reactivada para encarcelar a los delincuentes “más violentos” del país y, potencialmente, a migrantes irregulares con antecedentes penales.

“He ordenado a la Oficina Federal de Prisiones (BOP), junto al Departamento de Justicia, el Departamento de Seguridad Interna y el FBI, que trabajen en la reapertura de Alcatraz”, escribió Trump. “Ya no toleraremos a esos delincuentes reincidentes que siembran la podredumbre, el derramamiento de sangre y el caos en nuestras calles”, afirmó el mandatario en un mensaje cargado de tono electoral y de seguridad dura.

La prisión de Alcatraz operó entre 1934 y 1963 como una de las cárceles más seguras y temidas del país. Situada en una isla rocosa de apenas dos kilómetros cuadrados frente a la costa de San Francisco, albergó a criminales de alto perfil como Al Capone y “Machine Gun” Kelly. Su cierre, según informes oficiales, se debió principalmente a los altos costos operativos, que rondaban entre tres y cinco millones de dólares anuales, aunque su clausura también coincidió con la infame fuga de tres presos en 1962, un episodio aún rodeado de misterio que inspiró múltiples obras cinematográficas.

Desde entonces, Alcatraz ha funcionado como una atracción turística que recibe millones de visitantes al año, siendo uno de los sitios más emblemáticos de San Francisco. Sin embargo, la nueva directriz presidencial promete transformar radicalmente su uso, en un gesto que evoca una era de mano dura contra el crimen y la migración ilegal.

La iniciativa no es completamente sorpresiva. En enero, Trump ya había planteado públicamente la posibilidad de reabrir Alcatraz, en el marco de sus declaraciones sobre seguridad nacional y migración. Ahora, con la orden oficial emitida, el plan toma forma, en medio de una campaña electoral centrada fuertemente en la lucha contra el crimen y el control de fronteras.

Además de los delincuentes domésticos, el presidente insinuó que los migrantes irregulares con presunto historial criminal también podrían ser enviados a Alcatraz. “No seremos rehenes de criminales, matones y jueces que temen hacer su trabajo y nos impiden expulsar a delincuentes que ingresaron ilegalmente a nuestro país”, escribió en su red social.

Esta postura endurecida se suma a una serie de decisiones recientes del gobierno. En marzo, más de 200 migrantes, principalmente venezolanos y presuntamente vinculados al grupo delictivo transnacional Tren de Aragua, fueron enviados por las autoridades estadounidenses al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador, una prisión de máxima seguridad creada por el presidente Nayib Bukele y criticada por organizaciones internacionales de derechos humanos. La acción generó una ola de demandas judiciales en EE. UU., que califican el traslado y el encarcelamiento de migrantes como inconstitucionales.

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Trump, sin embargo, ha criticado abiertamente la resistencia legal a su política de deportaciones agresivas. En sus mensajes más recientes ha expresado su frustración por lo que considera un “sabotaje judicial” a sus intentos de imponer mano dura contra la migración ilegal, especialmente cuando se trata de individuos con presuntos vínculos criminales.

La reapertura de Alcatraz plantea numerosos desafíos logísticos, legales y financieros. La infraestructura de la isla necesitaría una modernización completa para cumplir con los estándares actuales de reclusión y derechos humanos. Además, la propuesta podría enfrentar una fuerte oposición tanto en el Congreso como en cortes federales, sin mencionar el rechazo potencial de organizaciones civiles, defensores de migrantes y la comunidad internacional.

La reactivación de esta histórica prisión, sumada a las sugerencias de utilizarla como destino para migrantes con antecedentes penales, marca un nuevo capítulo en la estrategia de Trump sobre seguridad y migración, y refuerza el tono combativo con el que busca regresar a la presidencia en las elecciones de noviembre.

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