Ciudad de México sacudida por el asesinato de dos colaboradores de Clara Brugada

La Ciudad de México atraviesa momentos de tensión y conmoción tras el asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz, colaboradores cercanos de la jefa de Gobierno, Clara Brugada. El ataque ocurrió la mañana del martes y, según los primeros reportes de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) y la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), se trató de una agresión directa y meticulosamente planeada.
Las autoridades capitalinas confirmaron que el atentado presenta indicios de una ejecución con alto grado de planeación, aunque hasta el momento no han atribuido el crimen de manera oficial a ningún grupo criminal. No obstante, el caso ha desatado una oleada de especulaciones, interpretaciones políticas y señalamientos cruzados, tanto desde el oficialismo como desde la oposición.
Sospechas dentro y fuera de Morena
Desde el propio partido en el poder, Morena, surgieron voces que no descartaron un trasfondo más complejo. Alfonso Ramírez Cuéllar, vicecoordinador de los diputados de Morena, advirtió que el ataque podría ser un mensaje dirigido al gobierno capitalino por parte del crimen organizado.
“Si es advertencia o es un mensaje, es un homicidio inaceptable. (…) No vamos a aceptar ningún pacto, ninguna tregua. Vamos a combatir a todos los criminales”, declaró Ramírez Cuéllar. Subrayó además que la administración ha registrado avances en la disminución de delitos en la capital, pero reiteró que no se tolerará la violencia como herramienta de intimidación política.
Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado y también morenista, fue más directo: “Fue una ejecución en toda regla, el sicario ya los esperaba”, afirmó en conferencia desde Tabasco. Aunque evitó atribuir directamente la autoría a grupos criminales, responsabilizó del clima de violencia a la “irresponsabilidad” de la oposición, a la que acusó de contribuir a un ambiente de confrontación.
La oposición exige claridad y acusa colusión
Del lado opositor, el senador panista Ricardo Anaya pidió que se investigue a fondo si el atentado fue un mensaje del crimen organizado. “El profesionalismo del sicario y la precisión del ataque no pueden pasarse por alto”, sostuvo. Aunque aclaró que no busca especular, insistió en que esa línea debe ser considerada con seriedad.
Por su parte, la senadora Lilly Téllez (PAN) fue más contundente en sus declaraciones. Desde la tribuna del Senado calificó el ataque como un acto de “terrorismo político” y atribuyó el crimen a un “modelo mafiocrático” que, según ella, se ha consolidado en la capital con los gobiernos de izquierda. Acusó a Morena de haber tejido pactos con el narcotráfico y denunció que este tipo de actos violentos son muestra de “un ajuste de cuentas”.
“El asesinato fue un acto de alta precisión, perfectamente cronometrado, mientras el gabinete de seguridad y la presidenta hablaban en su show mañanero”, expresó, en alusión a la conferencia matutina de Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de Morena.
Las autoridades piden cautela
Frente a las crecientes especulaciones, el titular de la SSC, Pablo Vázquez Camacho, aclaró que hasta el momento no existen elementos suficientes para confirmar que el atentado sea una represalia del crimen organizado. “No contamos con ningún indicio que nos permita inclinar la investigación hacia una hipótesis específica”, indicó.
Asimismo, explicó que las líneas de investigación continúan abiertas y se están explorando tanto aspectos personales como laborales de las víctimas. Las autoridades han concentrado sus esfuerzos en la identificación y localización de los responsables materiales del crimen.
Un crimen con posibles implicaciones políticas y de seguridad
El asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz no solo ha generado consternación por su gravedad, sino que también ha evidenciado la creciente preocupación por la seguridad en el entorno político de la capital. Mientras los sectores oficialistas y de oposición intercambian acusaciones, la ciudadanía exige resultados y justicia.
En un contexto electoral tenso, este atentado podría marcar un antes y un después en la percepción pública sobre la seguridad en la Ciudad de México y en el país. Por ahora, la expectativa se centra en que las autoridades esclarezcan con celeridad y transparencia un crimen que, más allá de sus responsables materiales, podría estar cargado de mensajes e implicaciones mucho más profundas.