Aprobación de reforma constitucional en el Senado: tensión, confrontaciones y respaldo a la soberanía de México
Entre discusiones intensas, gritos, acusaciones de “narcopartido”, y la utilización de megáfonos en plena sesión, el Senado de la República aprobó, en lo general y en lo particular, con 100 votos a favor y 17 en contra, la reforma de los artículos 19 y 49 de la Constitución, con el objetivo de fortalecer los principios de no intervención y autodeterminación, pilares esenciales para proteger la independencia y soberanía de México frente a cualquier intento de intromisión externa.
La reforma establece, entre otras disposiciones, que México no aceptará, bajo ninguna circunstancia, intervenciones extranjeras, injerencias en sus procesos electorales o violaciones de su territorio por aire, tierra o mar. Asimismo, se contempla que ningún organismo internacional o gobierno extranjero podrá intervenir en investigaciones o persecuciones contra ciudadanos mexicanos sin la debida autorización del gobierno federal. De darse un caso, el gobierno mexicano deberá colaborar en la medida que sea necesario.
Al presentar el dictamen de la reforma, el presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, Óscar Cantón Zetina, subrayó la importancia de este cambio constitucional para blindar la soberanía nacional ante cualquier amenaza de invasión extranjera. Destacó que el pueblo mexicano ha expresado su hartazgo con los tiempos del “entreguismo”, cuando se permitía que actores internacionales interfirieran en los asuntos internos del país. “México no es colonia de nadie ni será un país subordinado a los intereses de ninguna potencia”, expresó con firmeza.
Confrontación y escándalo en el pleno
La discusión sobre la reforma no estuvo exenta de confrontaciones acaloradas. La senadora del PAN, Lilly Téllez, acusó a los morenistas Gerardo Fernández Noroña y Adán Augusto López Hernández de ser “traidores a la patria”. Téllez incluso lanzó acusaciones graves contra López Hernández, acusándolo de haber dejado a Tabasco en manos del crimen organizado. Esta intervención provocó que la presidenta de la Mesa Directiva, Imelda Castro, pidiera que se apagara el micrófono de la legisladora panista.
En respuesta, Adán Augusto López, coordinador de la bancada de Morena, tomó la palabra y negó las acusaciones de Téllez, recordándole que cuando solicitó protección de la Guardia Nacional, fue él quien la recibió en la Secretaría de Gobernación. Este cruce de palabras generó una ola de burlas y silbidos por parte de los senadores morenistas hacia la exmorenista.
La tensión aumentó aún más cuando la senadora Lilly Téllez insistió en tomar la palabra para replicar, mientras que la morenista Lucía Trasviña, quien también había subido a la tribuna, se vio interrumpida por los gritos de la panista. Trasviña, en un acto de desafío, utilizó un megáfono para fijar su postura sobre el tema, lo que desencadenó un nuevo enfrentamiento. El megáfono fue arrebatado en dos ocasiones por la legisladora oficialista, quien, antes de retirar el aparato, le gritó a Téllez: “¡cállese, hocicona!”.
En medio de la creciente alteración del orden, el presidente de la Mesa Directiva tuvo que recurrir a la campana para llamar a un receso, el primero de varios, con el fin de calmar los ánimos en el Salón de Plenos.
Impacto político y futuro de la reforma
Finalmente, la reforma fue aprobada por la mayoría del Senado, enviando la minuta a la Cámara de Diputados para su análisis y posterior discusión. Esta reforma se presenta como un paso crucial para fortalecer la soberanía de México frente a las presiones extranjeras, en un contexto global marcado por tensiones internacionales y una creciente preocupación por el respeto a la autodeterminación de los países.
A pesar de las tensiones y el ambiente polémico en el Senado, la aprobación de esta reforma se ve como un respaldo a las políticas que buscan reafirmar el control del Estado sobre los recursos naturales y las decisiones fundamentales del país, en un contexto de lucha por la soberanía energética y política.
El debate que se vivió en el Senado es reflejo de la polarización que persiste en la política mexicana, donde las confrontaciones entre los diferentes grupos parlamentarios no sólo están centradas en temas ideológicos, sino también en la lucha por el poder y la dirección del futuro del país. Sin duda, el paso siguiente será la discusión de la reforma en la Cámara de Diputados, donde se espera que continúe el intenso cruce de opiniones y posturas sobre el alcance de los cambios propuestos.