Tiendas del Bienestar: La nueva apuesta del gobierno enfrenta dudas sobre su impacto y viabilidad
La reciente iniciativa del gobierno mexicano de crear las Tiendas del Bienestar, con el objetivo de ofrecer productos básicos a precios accesibles, ha suscitado escepticismo entre analistas y expertos del sector de consumo.
Aunque el proyecto busca garantizar el acceso asequible a alimentos y otros productos esenciales, diversos especialistas advierten que este plan podría modificar el panorama competitivo del comercio minorista en México, afectando tanto a grandes cadenas como a pequeños comercios.
Natalia Andrea Campos, coordinadora de Administración Pública en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), manifestó sus reservas respecto a la iniciativa, señalando el historial de corrupción y deficiencias operativas de programas antecesores como Diconsa, Liconsa y Segalmex. “Estas instituciones han enfrentado prácticas problemáticas en su funcionamiento, desde fallos en la supervisión y transparencia hasta problemas en el abastecimiento de productos”, señaló Campos. Según ella, si no se atienden estas fallas, los consumidores podrían experimentar desabastos en las nuevas tiendas.
Un informe del Índice de Riesgos de Corrupción 2023 reveló que en 2021, el 64% de los contratos de Segalmex se adjudicaron sin competencia y un 17% de sus licitaciones públicas tuvo solo un participante. Además, un alarmante 83% de las compras de Liconsa se asignó mediante adjudicaciones directas, lo que derivó en un presunto daño al erario público de más de 15 mil millones de pesos, de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación. Para Campos, estas prácticas representan un desafío para la transparencia en la operación de las nuevas Tiendas del Bienestar.
El proyecto también ha generado incertidumbre en torno a su posible impacto sobre las grandes cadenas de retail, como Chedraui y Soriana, así como en tiendas de conveniencia como Oxxo y 7-Eleven. Marisol Huerta Mondragón, analista de Halcones Financieros, considera que las Tiendas del Bienestar podrían intensificar la competencia, ya que se espera que los beneficiarios de programas sociales puedan usar sus Tarjetas del Bienestar en estos establecimientos, ampliando así su alcance y cobertura.
En cuanto a la competencia directa con tiendas grandes, el analista Carlos Hermosillo señaló que el impacto sería limitado debido a la orientación de mercado de cada sector. “Es un segmento de clientes distinto. Las Tiendas del Bienestar están más enfocadas en las comunidades de bajos ingresos, y la ubicación de estos puntos no coincide geográficamente con las grandes cadenas comerciales”, explicó. Sin embargo, mencionó que el riesgo podría ser mayor para el comercio informal y para las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), dado que son especialmente sensibles a la competencia en áreas de bajos recursos.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), ofreció una perspectiva alternativa, sugiriendo que estas tiendas, si bien podrían impactar al comercio pequeño, también representarían una presión significativa para las cadenas de conveniencia, en caso de que el modelo de negocio esté bien estructurado.
Hasta el momento, la presidenta Claudia Sheinbaum no ha dado detalles específicos sobre cómo funcionarán las Tiendas del Bienestar, aunque existen especulaciones sobre la posible integración de las tiendas Diconsa y Liconsa en el nuevo modelo. Con más de 24 mil tiendas Diconsa y 11 mil 706 tiendas Liconsa en el país, estas podrían servir como base para el despliegue de las nuevas tiendas.
Finalmente, un aspecto clave será la calidad de los productos básicos. Los consumidores de tiendas similares en el pasado han mostrado descontento con algunos productos, como el frijol y el arroz, debido a su calidad. De no mejorar estos aspectos, las Tiendas del Bienestar podrían enfrentar dificultades para competir con cadenas que ya ofrecen alimentos de mejor calidad a precios accesibles, como Chedraui y Soriana.
La propuesta de las Tiendas del Bienestar abre un debate sobre el papel del gobierno en el mercado minorista y sobre los beneficios y riesgos de una mayor competencia en un sector esencial para millones de mexicanos.