México reforzará la protección de su maíz criollo con enfoque constitucional y científico
La presidenta Claudia Sheinbaum destacó este viernes la decisión histórica de México de suprimir las barreras a las importaciones de maíz transgénico para consumo humano, alineándose con las obligaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Esta medida, aunque favorece un negocio de más de 4,000 millones de dólares anuales para Estados Unidos y Canadá, ha abierto el debate sobre la protección del maíz criollo, considerado un símbolo de la identidad cultural y alimentaria del país.
En su intervención, Sheinbaum resaltó que, aunque el comercio de maíz transgénico se centra principalmente en el consumo animal, la prioridad del gobierno mexicano es salvaguardar la biodiversidad y la producción del maíz en el país. “El maíz es una parte fundamental de nuestra cultura, es México. Sin maíz, no hay país”, afirmó la presidenta, subrayando la importancia de proteger la siembra de maíz criollo, una variedad autóctona que ha sido cultivada durante milenios por los pueblos originarios de Mesoamérica.
El gobierno de México ha puesto en marcha esfuerzos para evitar la siembra de maíz transgénico a través de decretos y la creación de un marco legal que incluiría su inclusión en la Constitución. Esta medida busca garantizar que no se siembren semillas genéticamente modificadas en el país, asegurando que los campesinos mexicanos sigan utilizando variedades tradicionales, que se adaptan a las diferentes altitudes y condiciones del terreno, sin depender de semillas de empresas transnacionales.
Además, la presidenta mencionó la creación de bancos de germoplasma, que permiten almacenar y proteger las diversas variedades de maíz, y la identificación de posibles contaminaciones con maíz transgénico en el territorio mexicano. La defensa del maíz criollo no solo es un tema de biodiversidad genética, sino también un compromiso con la salud pública y la soberanía alimentaria del país.
En el ámbito científico, Diego, un experto en la materia, explicó que México es uno de los ocho centros de domesticación de gramíneas en el mundo. La domesticación del maíz, a partir del teozintle, una planta silvestre, dio lugar a una vasta diversidad de variedades que forman parte de un sistema agroalimentario tradicional conocido como milpa. Este sistema, que integra al maíz con el frijol y la calabaza, es reconocido a nivel mundial por su contribución a la seguridad alimentaria global.
La milpa es, según los expertos, uno de los sistemas agrícolas más productivos y sostenibles de la historia de la humanidad, con la variante chinampera, practicada en el sur de la Ciudad de México, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este modelo agrícola no solo representa una tradición ancestral, sino que es esencial para la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático.
Con la legislación en camino, México se prepara para fortalecer la protección de su maíz y sus sistemas agrícolas, no solo como una defensa de su patrimonio cultural, sino también como una contribución vital a la sostenibilidad global.