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PURGA JUDICIAL, SÓLO EL PRINCIPIO

PURGA JUDICIAL, SÓLO EL PRINCIPIO

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Arturo Zaldívar admite sin rodeos que, para el “segundo piso de la 4T”, el modelo democrático surgido de la transición y la alternancia no funciona y hay que cambiarlo todo…No sólo se trata de jueces, magistrados y ministros, sino de todas las instituciones que no han cumplido.

Ex ministro de la Corte e ideólogo en materia de justicia desde la campaña de Claudia Sheinbaum, Arturo Zaldívar se atreve a definir sin rodeos lo que muchos otros desde el Gobierno Federal, desde Morena y desde sus mayorías legislativas no atinan a precisar: ¿Por qué es necesario cambiar de fondo el modelo democrático de México?, lo que incluye la renovación total del Poder Judicial Federal, la eliminación de organismos autónomos que sirven de contrapeso al poder presidencial y la nueva y muy explícita prohibición a instituciones y ciudadanos de combatir judicialmente cambios constitucionales realizados por el Legislativo, cuando consideren que las formas como se hayan aprobado y el fondo de lo aprobado vaya contra la propia Constitución. Para Zaldívar, la respuesta es simple: Las instituciones tradicionales surgidas de la transición y la alternancia no funcionaron y hay que cambiarlas. En un artículo publicado en su sitio WEB “arturozaldivar.com”, el ahora coordinador de Política y Gobierno de la Presidencia de la República defiende, como todos sus correligionarios, la decisión de refundar al Poder Judicial Federal. Pero profundiza ideológicamente en las razones. En respuesta a quienes dicen que la eliminación de organismos autónomos, y el control del Poder Judicial y del Poder Legislativo desde la Presidencia de la República son el inicio de una autocracia mexicana, Zaldívar pone en el centro del debate los resultados de las instituciones creadas o reformadas a raíz de la transición y la alternancia en el poder presidencial, y si éstos han sido útiles para los mexicanos, en especial para los que menos tienen. “Ahora, se nos dice, estamos al borde de la dictadura. No habrá más contrapesos y por tanto es el fin de la libertad. Se vilipendia el resultado como producto de la ignorancia o de desprecio por la democracia. Pero la primera pregunta que habría que hacerse es si las instituciones de la transición democrática realmente le han dado libertad al pueblo de México”, plantea. Para el ex ministro, el primer indicador  de una vida verdaderamente democrática es la satisfacción de las necesidades básicas de todos sus ciudadanos, sin la cual ninguna otra meta de la democracia es posible. “Si la libertad es poder elegir un proyecto de vida, participar en la vida pública, perseguir los intereses propios, es claro que tiene, como presupuesto esencial, el acceso a los servicios básicos y a un nivel de vida adecuado”. En ese rubro, sentencia el ex presidente de la Suprema Corte, “las instituciones democráticas no han traído grandes cambios”. Y aunque no cita por sus nombres una a una a estas instituciones, algunas cuya desaparición al menos en su carácter autónomo ya está en marcha, y otras como el Poder Judicial Federal que ya tiene fechas para ser renovado por completo con nuevas reglas, Zaldívar Lelo de Larrea las abarca a todas al definir sus objetivos, a decir de él, incumplidos. “La alternancia, la transparencia, la división de poderes, el fortalecimiento de la independencia judicial han permitido un equilibrio en el ejercicio del poder, pero sin lograr desarticular el régimen de privilegios y la opresión”. E insiste en que el haber servido como contrapeso para limitar el presidencialismo, por sí solo como objetivo, no justifica su permanencia en los mismos términos de su creación. “Si bien han sido efectivas para prevenir la acumulación de poder, no lo han sido para satisfacer las demandas sociales básicas. Los contrapesos han tendido a mantener un equilibrio entre las distintas fuerzas de la élite, pero también para atrincherarlas en el poder bajo la máscara de la democracia”. Una de las implicaciones más importantes de la victoria electoral de Claudia Sheinbaum y de la coalición encabezada por Morena en la pasada elección, plantea Zaldívar, quien renunció a la Suprema Corte para irse a la campaña presidencial, “es el mandato claro de reforma al Poder Judicial de la Federación”. Para el ex ministro, “los tribunales constitucionales enfrentan también una crisis de legitimidad. Al igual que otras instituciones de la democracia liberal, han probado su inefectividad para traer igualdad y justicia. Peor aún, se han politizado y han servido a las minorías para imponer políticas públicas u oponerse a las que dictan las mayorías, cuando amenazan con alterar las relaciones de poder”. En el diagnóstico de Zaldívar, el problema no son las instituciones de la democracia liberal ni sus aspiraciones legítimas como la transparencia y la independencia judicial, a los que reconoce como valores esenciales pero cuya comprensión e instrumentación deben servir al bienestar y no al privilegio. “De ahí la urgente necesidad de democratizar al Poder Judicial. No se trata de acabar con la división de poderes, ni de eliminar los contrapesos. Se trata de hacer ajustes institucionales que permitan a las mayorías gobernar con respeto a los derechos de las minorías, pero sin interferencias indebidas de jueces y juezas”, concluye.

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