El nombre de Rosalinda López Hernández, hermana del exsecretario de Gobernación Adán Augusto López, volvió a aparecer, a un poco más de un año de su muerte. Su paso por el Servicio de Administración Tributaria levantó cuestionamientos por la disminución en la detección de empresas fantasma, un tema que hoy pone de nuevo el reflector sobre las redes de evasión en México. Revista Guinda te trae los detalles.
Un perfil técnico con impacto profundo
Durante su gestión en el Sistema de Administración Tributaria (SAT) como Administradora General de Auditoría Fiscal Federal, Rosalinda López tomó decisiones técnicas que hoy se leen bajo una lupa muy distinta. Las cifras muestran que los procesos de fiscalización relacionados con empresas fantasma se redujeron de forma significativa, lo que abrió un margen de maniobra para que estructuras fraudulentas siguieran operando y creciendo en la sombra.
Su nombre no había figurado en los escándalos nacionales hasta ahora, pero los datos marcan un contraste difícil de ignorar: la caída en las denuncias coincidió con un auge de operaciones ligadas a compañías fachada y justamente tuvo lugar durante su gestión.
Hermana de Adán Augusto clave en empresas fantasma
Este hecho se resalta en cómo la hermana de Adán Augusto clave en empresas fantasma habría desempeñado un papel indirecto al flexibilizar la supervisión. En un país donde los llamados “factureros” sostienen economías paralelas, la omisión o la inacción pesan tanto como la complicidad.
Este ángulo se vuelve aún más relevante por los vínculos colaterales que distintas investigaciones periodísticas muestran que al cobijo de estas redes de factureras hay incluso grupos de alto impacto delictivo como el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que utilizan empresas fachada como mecanismos de lavado de dinero.
UIF y los vacíos en la fiscalización
La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) también aparece en el tablero, pues los reportes de operaciones inusuales no siempre derivaron en denuncias contundentes. Fuentes extraoficiales señalan que la coordinación entre dependencias se volvió intermitente en los últimos años, dejando espacios aprovechados por redes ilegales.
En este contexto, la figura de Rosalinda López funciona como símbolo de un engranaje burocrático que, sin un control férreo, termina cediendo ante los intereses de quienes buscan burlar la ley.
La ruta política y las resistencias
El tema ha llegado inevitablemente al terreno político. No solo se trata del impacto fiscal, sino de lo que implica para la credibilidad de la administración pública. Entre los gobernadores que han intentado capitalizar la discusión está Rutilio Escandón, su viudo, quien ha insistido en la necesidad de reforzar la vigilancia contra factureras como parte de una política de transparencia integral.
Mientras tanto, Adán Augusto López mantiene silencio sobre los señalamientos hacia su hermana, aunque su figura se vuelve cada vez más incómoda para el discurso oficial de combate a la corrupción.
No terminan de salir piezas
Esto, que la hermana de Adán Augusto clave en empresas fantasma es apenas una pieza de un rompecabezas mayor: la persistencia de situación que erosiona las finanzas públicas.
El desafío para las instituciones no se limita a nombrar responsables, sino a reconstruir procesos de vigilancia que hoy parecen debilitados. Si algo enseña este episodio es que la evasión no se sostiene solo con creatividad financiera, sino con omisiones estratégicas que abren las puertas de par en par.