El Puerto de Altamira apuesta por almacenamiento privado de hidrocarburos y con ello redefine su papel en la infraestructura energética nacional. En 2026, la zona portuaria se expandirá hacia una nueva línea de negocios con la entrada en operación de dos terminales privadas: Valero y Huasteca Fuel Terminal.
Durante su participación en el panel “Tamaulipas, plataforma logística de México” dentro de la Expo Made In Tamaulipas, Karen Guillén Medina, gerente de comercialización de la ASIPONA, anunció que ambos proyectos impulsarán un crecimiento sustancial del puerto:
“El siguiente año traemos la apertura de nuestra nueva línea de negocios de hidrocarburos. Ya hay dos terminales, una que está por terminar y otra que está lista para empezar a operar. Esperemos en 2026 incrementar casi tres millones de toneladas anuales”, destacó.
Altamira, punto logístico estratégico para Valero y Huasteca Fuel Terminal
La terminal de Valero en Altamira, desarrollada junto con la firma local OTM Mex Plus, tiene una capacidad de 1.1 millones de barriles de combustibles y se perfila como un nodo esencial para la distribución en el norte y centro del país.
De acuerdo con Gerardo Hernández Vargas, director de Relaciones Gubernamentales y Públicas de Valero, esta infraestructura permitirá abastecer Tamaulipas, Veracruz y otras regiones, además de servir como respaldo logístico para la terminal veracruzana.
“El mercado mexicano lo vemos con mucha seriedad. Altamira es estratégica para atender el norte del país y el sur del Estado; desde ahí podemos mover producto por tren y garantizar el abasto en distintas zonas”, señaló el directivo.
En paralelo, el proyecto de Huasteca Fuel Terminal avanza a más del 70% y contempla ocho tanques de almacenamiento y vías ferroviarias propias, lo que permitirá agilizar el traslado y mejorar los tiempos de respuesta en la cadena de suministro.
El potencial de ambas terminales no solo fortalece la vocación energética del puerto, sino que también proyecta una reconfiguración del mapa logístico en la franja norte del Golfo de México.
Altamira apuesta por almacenamiento privado de hidrocarburos ante un mercado desafiante
Pese a las expectativas de crecimiento, Guillén Medina reconoció que el contexto actual no ha sido sencillo:
“Este año fue muy complicado para todos los mercados. Específicamente en el puerto de Altamira tenemos una baja de más del 50% en carga general”, admitió.
El tercer trimestre de 2025 registró 2 millones 35 mil 614 operaciones marítimas de comercio exterior, según datos de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM).
Las aduanas de Manzanillo, Veracruz, Lázaro Cárdenas y Altamira concentraron el 85.4% de esos movimientos, con Manzanillo encabezando la lista como principal recinto portuario del país.
Aun con esta contracción en carga general, el viraje hacia el almacenamiento energético privado apunta a ser la respuesta estratégica de Altamira para diversificar su actividad económica y estabilizar su flujo operativo.
Aduanas fronterizas: un balance del movimiento comercial
El dinamismo portuario ocurre mientras las aduanas terrestres continúan dominando el flujo total de mercancías.
De las 16 millones 134 mil 901 operaciones de comercio exterior registradas este año, las seis aduanas fronterizas más activas —Nuevo Laredo, Tijuana, Ciudad Juárez, Reynosa, Nogales y Piedras Negras— concentraron más del 80% del total nacional, de acuerdo con la ANAM.
Esta concentración evidencia que los puertos marítimos, aunque estratégicos, enfrentan el reto de adaptarse a un entorno comercial más competitivo y regulado. En ese contexto, Altamira busca diferenciarse no solo por su ubicación, sino por su apuesta en el sector energético.
Proyección energética: más allá del almacenamiento
El impulso al almacenamiento privado de hidrocarburos abre una nueva etapa para el sistema portuario nacional.
La sinergia entre la ASIPONA, empresas privadas como Valero, y las regulaciones federales podría detonar una red de distribución más eficiente y resiliente, alineada con los objetivos de soberanía energética y desarrollo regional.
Tamaulipas, por su posición geográfica y su conectividad ferroviaria, podría convertirse en el epicentro logístico del flujo energético del Golfo, siempre que las inversiones y la coordinación institucional se mantengan firmes.
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